A través de la historia se ha podido observar como el ser humano ha adoptado hábitos, comportamientos y costumbres que lo han acompañado durante su andar por este mundo a lo largo de las generaciones, sin importar si estas conductas benefician o perjudican su integridad física, siendo más bien como una relación que se genera entre ambas partes, haciendo que desea difícil destrabar tal unión.

Bajo esta premisa se han instaurado incontables vicios en el entorno de las personas, los cuales sin ninguna excepción suponen daños nocivos para el cuerpo, así mismo, por medio de estos, las personas que los consumen dicen sentir la necesidad de adquirirlos, ya que les permiten calmarse o drenar cualquier situación preocupante que les cause angustia o alguna sensación parecida.

Es decir, observan estos productos como una válvula de escape a algunos problemas que se les puedan presentar y que en un momento puntual no se sepan manejar o que se les haya salido de las manos, resultando para ellos la opción más fácil dejarse llevar por los impulsos que suponen el hecho de tener que contar con la ayuda que desde su perspectiva les brindan tales productos para afrontar tal circunstancia.

En lo que indudablemente va generando un dependencia importante dentro del organismo de la persona, el cual al momento de no contar con la tranquilidad que le pueda brindar tal componente o sustancia, se crea dentro de él una sensación de intolerancia y desespero, lo cual significa que el daño va más allá de lo corporal, en lo que respecta específicamente a lo mental y psicológico al no poder controlar el hecho de no contar con ello en un momento determinado.

Uno de estos productos a los que se busca hacer énfasis se trata del cigarrillo convencional, una práctica arraigada en todo el mundo, el cual es consumido, o mejor dicho fumado, por millones de personas en todo el globo. Según cifras de organizaciones enmarcadas en determinar el impacto dañino ocasionado por el fumar cigarros, este hábito acaba anualmente con la vida de más de 7 millones de personas, la mayoría de ellas producto de cáncer de pulmón, el cual es el reservorio donde va a parar el humo inhalado del cigarrillo.

Una moda mortal

En su momento hace ya varias décadas, cuando el negocio de la venta de cigarros se implantó de manera acostumbrada en casi todos los rincones del mundo, este fue visto como una moda, la cual era practicada por muchos adolescentes, quienes por medio de esto encontraban sensaciones que los hacían creerse mucho más adultos de lo que fuesen, es decir, en el caso del género masculino, los cuales son los que más se introdujeron en esta práctica, la misma los hacía verse como hombres ya en su adultez cuando en realiza no llegaban siquiera a la mayoría de edad.

Pero en fin, se trataba de un producto con mucha popularidad en ese entonces donde se buscaba cualquier motivo para andar en la llamada “onda del momento”, creyendo que al momento de querer salir de esta, sería sencillo, sin darse cuenta que al cabo de unos años la nicotina contenida en los cigarrillos haría de las suyas en el organismo, creando una adicción, no imposible pero si difícil de superar y abandonar.

Es allí donde la opción del vape se abre actualmente en gran parte de los países del mundo como una alternativa sumamente beneficiosa para superar la adicción creada a partir de fumar cigarros durante un periodo de tiempo prolongado. Al igual que la práctica convencional en su momento, el uso de cigarrillo electrónico se encuentra en pleno auge siendo popularizado por la adolescencia de esta época. En este punto podríamos decir que se encuentra una de sus similitudes más apreciables entre ambas costumbres.

Por lo cual y haciendo una comparación entre ambos aspectos, el segundo mencionado cuenta con opciones de peso para ayudar a fomentar eliminación del primero, a través de ser un aparato que por sus llamados líquidos, que son los que se inhalan, se puede hacer uso de los mismos sin que contengan la dañina nicotina.

Así mismo, el vapeo es más asequible, ya que además de la compra del aparato que se puede decir es lo que supone el mayor gasto, de resto la compra de los E-liquid resulta ser mucho más económica que adquirir cajas de cigarrillos diarias.