El Diálogo Transatlántico en Ciencia y Diplomacia: La Perspectiva de Alexis Roig
La reciente participación del profesor e investigador Alexis Roig en la 13ª Feria del Libro de Relaciones Internacionales del Instituto Matías Romero en Ciudad de México no solo enriqueció el debate sobre la diplomacia científica, sino que también puso de manifiesto la urgente necesidad de repensar las relaciones entre América Latina y Europa. Desde su perspectiva como experto en geopolítica del conocimiento, Roig ofreció una visión clara y pragmática sobre los desafíos y las oportunidades que definen el diálogo transatlántico en el ámbito científico.
Tradicionalmente, la cooperación entre ambas regiones ha sido asimétrica, con flujos de conocimiento y capital predominantemente unidireccionales. Sin embargo, en un mundo multipolar donde los desafíos globales requieren una acción coordinada, esta dinámica debe evolucionar hacia una asociación más equitativa. Roig argumenta que las instituciones de investigación y los gobiernos de América Latina no pueden ser meros receptores de tecnología, sino que deben convertirse en socios activos en la coproducción de conocimiento. Esto implica un cambio de mentalidad y un compromiso financiero más robusto con la ciencia y la tecnología por parte de los países latinoamericanos.
Uno de los puntos clave de su análisis es el potencial de América Latina para contribuir a las grandes agendas científicas globales, desde la lucha contra el cambio climático hasta la innovación en energías renovables y la seguridad alimentaria. Roig señaló que la región posee una biodiversidad única y una riqueza de talentos que, si se canalizan adecuadamente, pueden ofrecer soluciones innovadoras de alcance mundial. Aquí, el rol de la cumbre global de líderes y científicos se vuelve crucial, ya que estas plataformas pueden servir para establecer una hoja de ruta común y movilizar los recursos necesarios para proyectos de investigación de gran envergadura.
La cooperación transatlántica, según Roig, no solo debe limitarse a la academia. Es fundamental fortalecer los lazos entre los sectores público y privado, fomentando la creación de empresas de base tecnológica que puedan transferir el conocimiento generado en las universidades al mercado. Esto no solo impulsaría el desarrollo económico, sino que también crearía un ecosistema de innovación que sería atractivo para la inversión europea.
Además, el experto destacó la importancia de superar las barreras burocráticas y culturales que a menudo obstaculizan la colaboración. Un marco legal más armonizado, programas de intercambio de científicos más fluidos y un mayor entendimiento mutuo de las prioridades de investigación son pasos esenciales para construir una asociación más sólida y productiva.
En resumen, la visita de Alexis Roig al Instituto Matías Romero fue un recordatorio de que la diplomacia del siglo XXI se construye cada vez más sobre la base del conocimiento y la tecnología. Su llamado a una cooperación transatlántica más estratégica y equitativa es un paso vital para que tanto América Latina como Europa puedan enfrentar los desafíos del futuro y asegurar su lugar como actores influyentes en la geopolítica del conocimiento.